Paris, Londres, Munich, Roma, y por qué no Madrid, son el centro del
mundo,
por lo menos de nuestro mundo. Cinco ciudades en la que se entiende el
idioma de "otra" manera, cinco ciudades en las que el aprender un
idioma se
convierte además en aprender una filosofía de vida, un cambio con
respecto a
lo ya aprendido. Estudiar en el extranjero consiste, fundamentalmente,
en
conocer a la gente, relacionarse en un entorno en el que captar todo lo
que
te rodea te permite aprender sin prácticamente darte cuenta, como si
estuvieses rodeado de algo nuevo, que necesariamente, tienes que
conocer.

Experiencias podríamos encontrar muchas, incluso alguna negativa, pero
por
cada una de ellas existirán un gran número de ellas positivas, y es que
quien se puede olvidar de aquella primera novia alemana con nuestra
primera
salida al extranjero a los 16 años, en ese inolvidable verano del 95,
aquel
"grupito" de 10 personas entre los que contábamos con 7 nacionalidades
distintas, aquella profesora de inglés cuerpo e imagen de alguno de
nuestros
sueños adolescentes… en fin, ¡estudiar en el extranjero! me ha ofrecido
ante
todo, la posibilidad de un desarrollo ante todo personal, más que
profesional; el miedo al extranjero, muchas veces presente, es tan sólo
miedo a lo desconocido, aunque como casi todo en la vida una vez
superado es
cuando uno se da cuenta de lo interesante del mundo que nos rodea más
allá
de los Pirineos .

Carlos

Un saludo